Los contratos eran similares a los de compra-venta tradicional. El software se vendía en físico con licencia de uso perpetua.
Se comienza a diferenciar entre el código fuente y el uso. Aparecen licencias restrictivas, OEM, y acuerdos de instalación.
El auge del internet impulsa contratos SaaS y acuerdos de mantenimiento y soporte remoto.
Surgen contratos para plataformas como servicio (PaaS), derechos sobre datos y acuerdos de integración por API.
Los contratos ahora incluyen cláusulas de ética, derechos de entrenamiento de IA, y responsabilidades algorítmicas.